martes, 27 de mayo de 2008

Gustav Mahler (1860-1911). Sinfonía Nº 2.

Con el subtítulo “Resurrección”, fue considerada por Mahler como una continuación de la primera sinfonía, “El titán”. Fue escrita cinco años después (1894) y el compositor le ha enviado a un crítico alemán el siguiente párrafo: “He llamado al primer movimiento ´Celebración del muerto´. Si usted desea saberlo, es al héroe de mi primera sinfonía a quien llevo hasta la sepultura. Desde el principio surgen las grandes preguntas: ¿Por qué has vivido? ¿Por qué has sufrido?¿Todo ha sido una inmensa y terrible broma? Todos debemos de algún modo contestar estas preguntas si es que hemos de continuar viviendo, y aun si sólo hemos de continuar muriendo. Quienquiera que oiga este llamado debe dar una respuesta, y esa respuesta la doy en mi último movimiento.”

La sinfonía reclama fuerzas inmensas. La gran orquesta incluye un órgano de tubo, campanas de iglesia, cuatro trompas y cuatro trompetas fuera del escenario, una gran variedad de instrumentos de percusión que incluye algunos tan poco ortodoxos como tam-tams (una especie de tambor) y ruthe (haz de palillos), como así también otro grupo de percusión “oído a la distancia”. La obra requiere también la voz humana: una soprano, una contralto y un coro; por primera vez Mahler llama a la palabra para acompañar su música. Desde ciertos puntos de vista se ha considerado a esta sinfonía que sigue cierto programa. Representa para muchos una alegoría sobre la vida del hombre. Desde esta óptica, el primer movimiento habla de la muerte, el segundo de juvenil optimismo y el tercero de vulgaridades de la vida; el cuarto, de la vida espiritual y el quinto el día del Juicio Final.

La sinfonía comienza con un colérico estruendo en los contrabajos; el “porque” de la existencia humana es entonces planteado. El interrogante continua en las maderas y sigue en la orquesta completa hasta que se convierte en un frenético clamor. Luego llega una calma melódica en los cornos y las cuerdas, como una renovada confianza, pero el descontento del comienzo retorna y poco después somos lanzados en medio de una apasionante lucha. Luego tenemos la batalla de la duda que se inicia cuando los contrabajos entonan una marcha fúnebre; después el sentimiento cambia de la derrota a la victoria. El segundo movimiento es una graciosa danza popular austriaca, legado fundamental de su maestro Antón Bruckner (1824-1896) y que fue creado por Antonín Dvòrak (1841-1904), nos llega como el reconfortante calor del sol luego de una tormenta de verano. El tema comienza en las cuerdas y luego adquiere un ritmo rápido contrastante, después de la cual vuelve la melodía de la danza. El tercer movimiento, un scherzo, es hincado con golpes de timbales. La música es leve (el héroe ha afrontado las vulgaridades de la vida); vivaces temas suceden unos a otros y los ritmos se hacen caprichosos. El cuarto movimiento, titulado Urlicht (prístina luz), es un canto a la esperanza y Mahler emplea aquí por vez primera la voz humana. Una contralto entona un fragmento de un ciclo de poesías populares alemanas, tituladas Des Knaben Wunderhorn (“El maravilloso cuerno del muchacho”). El texto comienza así:

“¡Oh, roja, roja rosa!

¡El hombre yace en amarga necesidad;

el hombre yace en la pena mas grande!

Desearía estar en el cielo.”

Esta prosa nos dice que nos encontramos, según el compositor, buscando incesantemente la vida espiritual. Sin interrupciones, el quinto movimiento se hace presente en una vigorosa entrada de tutti orquestal, donde se desencadena toda la furia que había quedado planteada en el primer movimiento y que ahora representa al Juicio Final. Aquí aparece el coro y la soprano solista, además de la contralto que hizo su aparición antes. Trompas distantes anuncian el día del juicio. La música combina al comienzo parte de gran esplendor y a la vez una gran angustia. De pronto la música se interrumpe y escuchamos el coro que comienza levemente, como una marcha fúnebre representada por los muertos que emergen de sus tumbas y marchan en procesión. El texto aquí es “La Resurrección” de Klopstock, con versos adicionales del mismo Mahler. Luego el colorido musical va cambiando; un fulgor espiritual vence a la música macabra de antes. Las trompetas del Apocalipsis lanzan su llamado. Las sonoridades son cada vez más. La “palabra” se hace más y más exultante, hasta que se llega a un clímax orquestal que representa que se ha vencido a la muerte. La sinfonía finaliza con un alegre teñido de campanas y la voz majestuosa del órgano.

Es importante destacar el despliegue orquestal de esta obra; los rasgos hipersinfónicos aquí son notables e indiscutibles, debido a que se incluyen muchos instrumentos que no suelen ser habituales en una orquesta mediana (las que tienen como mucho ochenta músicos en escena). Las orquestas hipersinfónicas tienen alrededor de cien o ciento veinte músicos en escena, denominándose así orquestas con gran orgánica. Es una obra impresionante que describe claramente las ideas del compositor. Su comienzo me ha horrorizado la primera vez que la escuché (el acorde inicial de los contrabajos que simbolizan la muerte), fue una impresión tal que me dije para mis adentros: “Esto es la muerte”. Su final me ha impactado y enloquecido debido a su belleza sonora, que es muy afín al sonido de las campanas...... ¡Es la resurrección propiamente dicha!.

Interpretación recomendada: Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, dirigida por Rafael Kubelik.

jueves, 8 de mayo de 2008

Un grande que sufre

Quería dedicar este post a mi querido Racing, el club de mis amores. No solamente contar la triste situación actual, muy crítica sobre la cual golpean de cerca la promoción y el descenso, sino también de nombrar y recordar su historia, tan grande como su maravillosa hinchada. Tal vez el hincha de Racing que lea el presente artículo se emocione y sienta una sensación de cariño con mi relato, porque se trata de un club especial. Amamos al club como a nuestra mamá o nuestros hermanos: reímos, lloramos, insultamos, nos abrazamos, saltamos, sufrimos, y también somos víctimas desde hace años de un sinnúmero de cargadas, algunas que son graciosas quizás y otras que no tanto. Yo, si bien no soy de ir a la cancha, siempre lo sigo en el sentimiento, ya sea mirándolo por televisión, o bien si estoy fuera de casa siempre me escapo y me prendo a escuchar la radio mas cercana para ver como sale el partido que juega, además de leer las columnas que saca en los diarios todos los días. Creo que más allá del aspecto futbolístico, tuvimos muy mala suerte con los dirigentes que nos tocaron, sobre todo en los últimos 15 años, que han convertido al club en cenizas. No estaríamos pasando ahora semejante situación económica e institucional si se hubiera administrado el club de otra manera. Pero en fin, así son las cosas, estamos igualmente orgullosos de ser hinchas de este club que, este donde este, siempre va a ser un grande y uno de los clubes más tradicionales del fútbol argentino.

Su historia data de comienzos del siglo XX, durante la segunda presidencia de Julio Argentino Roca. En aquel entonces el país era el principal atractivo de los inmigrantes de diversas partes de Europa, nos llamaban “El granero del mundo”, aunque algunas de las carnes que se exportaban al exterior eran rechazadas porque se creía que contenían aftosa.
Era la aurora del fútbol argentino, y de la mano de los ingleses, con Watson Hutton como pionero, se instalaron los primeros “clubes” para jugar dicho deporte a fines del siglo XIX. Alrededor de la década de 1890 se crea la Asociación del Fútbol Argentino. En 1901 un grupo de jóvenes de Barracas al Sud, zona que años más tarde tomaría el nombre de Avellaneda, crea una comisión deportiva, algo así como un club. Se la llamó “Football Club Barracas al Sud”. La condición era que los socios tenían que ser footballers (jugadores de fútbol). El club sufrió un cataclismo a menos de un año de existencia. El argumento determinante fue la elección de los colores de la camiseta que representaría al club. El presidente de la institución tenía la idea de hacerla a rayas negras y amarillas mientras que otro grupo de socios deseaban que esta fuese roja (¡Qué paradoja! ese color sería en el futuro cercano el color de un eterno rival). La falta de acuerdo tuvo como consecuencia la división de la institución. En 1902 se fundó “Colorados unidos”, formado por un grupo mayoritario de socios del “Barracas al Sud”. Finalmente el 25 de marzo de 1903 se reunieron ambos clubes y como un fin común se planteó que se unificaran ambas instituciones, y se fundó “Racing Football Club”. El nombre se debe debido a que uno de sus integrantes de la comisión mostró al resto una revista francesa, y uno de sus artículos rezaba la frase “Racing club”, haciendo referencia a una institución francesa de trascendencia en la época. La moción fue aprobada por todos los integrantes. Si bien el Racing francés contaba con los colores "ciel et blanc" (celeste y blanco) pero con franjas horizontales, Racing Club de Avellaneda no adoptó los colores albicelestes hasta 1910, en franjas verticales, en conmemoración al centenario de la Revolución de Mayo, justamente por ser el primer equipo argentino fundado íntegramente por criollos (recordemos que los anteriores eran todos ingleses).
En 1910, durante la era amateur, asciende a primera división ganándole 2 a 1 a Boca Juniors, y desde ahí comenzaría una seguidilla de éxitos que convertiría a Racing en ser el primero de los equipos llamados “grandes”. En 1913 pegó el primer grito de campeón, y entre ese año y 1919 ganó siete campeonatos amateurs consecutivos, proeza sin parangón en la historia del fútbol, y contó con un equipo formado por los mejores representantes del fútbol argentino de esa época. Los campeonatos de 1914, 1915 y 1918 fueron ganados en forma invicta, y el de 1919 con el puntaje ideal. En aquellos tiempos surgió el apodo que lo acompañaría en la eternidad: le decían la “Academia” del fútbol, haciendo alusión a que parecía “una escuela de fútbol”, se “daba cátedra”. Le siguieron los títulos de 1921 y 1925.
A partir de la década del 30 comenzó el profesionalismo, y Racing obtuvo el primer título en esta era recién en el año 1949. Le siguieron los títulos de 1950 y 1951, convirtiéndose en el primer tricampeón de la era profesional. El campeonato de 1950 fue el primero que festejó en el estadio Juan Domingo Perón, la cancha que posee actualmente. Se la llama así porque el famoso presidente argentino de mitad del siglo era un hincha reconocido del club, y fue él mismo el que hizo construir el estadio. En 1958 La Academia pega otro grito de manera brillante, de un equipazo, el cuál mi viejo me enseñó a nombrar de memoria. Tenía varias figuras, pero la mas sobresaliente fue Omar Orestes Corbatta, apodado “el loco”, considerado por muchos el mejor wing derecho de la historia del fútbol argentino. La década del 60 fue sin lugar a dudas la “década de oro” de Racing. Primero festejó el campeonato de 1961 y luego en el año 1966, once hombres hicieron más que historia. Se consagró campeón en ese año con 39 partidos invictos. Se lo llamó El equipo de José, debido al técnico Juan José Pizzuti, emblema de La Academia. Al año siguiente, 1967, la gloria cruzó las fronteras, al obtener la primera Copa Libertadores de América y luego, la Copa Intercontinental, que de la mano del inolvidable zapatazo del Chango Cárdenas, Racing se convierte en el primer campeón argentino del mundo, al ganarle al Celtic de Escocia por 1 a 0 (ese gol de Cárdenas, junto con el de Maradona a los ingleses, creo yo que son los dos mas vistos y repetidos de toda la historia del fútbol argentino, son goles dignos de ponerse de pie y aplaudir).
Luego vino el período malo para el club, en la década del 70 no logró títulos, y en el año 1983 sufre el peor cimbronazo para un club grande: desciende a la Primera B Nacional. Algo difícil de digerir, estuvo en esa categoría hasta 1985, donde logró el segundo ascenso. El último grito del siglo XX fue la Supercopa de 1988, entre algunas figuras se destacaron Gustavo Costas y el uruguayo Rubén Paz, el último gran ídolo de La Academia. La sequía de títulos locales pesaba en la camiseta, y recién en el 2001 Racing vence una terrible carga de 35 años sin salir campeón. Hoy en día los altibajos siguen, la mala suerte también: estamos luchando para no descender nuevamente. De cualquier manera, Racing siempre va ser un grande, por las huellas que dejó en la historia del fútbol argentino.

¿Por qué soy hincha de Racing?
Cuando mi querido y recordado Nono, Francisco Tarsitano, llegó al país en 1927 proveniente de Calabria, sur de Italia, quedó maravillado con los colores de Argentina. Si, Argentina, ese país que lo conquistó por completo y el que le daría empleo, comida y un hogar digno por el resto de su vida. Cómo todo muchacho de 16 años y con toda la energía de querer progresar, de “hacer la América”, opacaba sus días estresantes yendo a ver fútbol, que era la gracia y el mejor plan para el domingo de los pibes del conventillo. Era la época del “fútbol espectáculo”, donde los señores iban a las tribunas con sus sombreros que entonaban con los trajes, las señoras llevaban a los niños y todo era una fiesta: el fútbol, los cánticos, los aplausos al equipo y también a las buenas jugadas del equipo rival. No había maldad, se jugaba por el orgullo, por la camiseta, por “el pancho y la gaseosa”. Mi nono fue a la cancha con sus primos (que algunos habían venido de Italia antes que él) a ver a River, Boca, Racing, Independiente, tal vez alguno mas quizás. Solo quedó maravillado con esa camiseta que lucía los mismos colores que el cielo, los mismos colores de la bandera de su "segundo país". Además sintió una química especial con esa hinchada fervorosa y sentimental. “Yo quiero ser de este club!”. Ya transcurría la década del 30 y todos los primos Tarsitano de aquella generación salían en caravana hacia Avellaneda para ver a La Academia. Alquilaban un tranvía, todos los primos, todos de Racing obvio, los cuales le decían al motorman que no se detuviese hasta que se llegue a destino: el estadio.
En el año ´47 nace mi viejo, Carlos Francisco Tarsitano, quien heredó a rajatabla la pasión por Racing. Mientras cursaba la escuela en el prestigioso Carlos Pellegrini, le encantaba ir a jugar al fútbol los sábados: tenía habilidades como número “6” (puesto que hoy se lo llama “segundo marcador central”). Mi nono era peluquero a la antigua, de los que hasta te afeitaban su vos querías. Le cortó el pelo durante años a un presidente de Racing, Luis Chamiso. Mi viejo quería entrar en las divisiones inferiores del club. Él siempre me contaba: “Negrito, yo podría haber sido probado en Racing, si el nono le cortaba el pelo al presidente del club….. ¡Entraba de taquito!”. Pero mi nono si bien era fana del fútbol, dijo un rotundo “NO”. “Que el nene estudie y se reciba”. Y mi Nona María fue más severa aun en esa postura. Como buenos tanos que traían la sana filosofía de antes, querían que sus hijos estudiasen y fuesen profesionales: “Mi hijo el dottor”…¿Les suena?. Es que jugar al fútbol en ese entonces, según mi viejo, era de “vago”, de “atorrante”. Los futbolistas no tenían el futuro que tienen hoy, y es cierto. De hecho, luego mi viejo estudio para contador público en la UBA. Así y todo, todos los domingos luego de la pasta de la nona, era religión que mi viejo fuera con mi nono y los tíos a la cancha. Los Tarsitano se mimetizaron con Racing, el club ya era parte de la familia.
Yo, quien les escribe, nací en el año ´79, y por desdicha tuve que vivir la peor etapa de Racing, la peor de su historia, la época de “vacas flacas” como le dicen algunos, con el descenso del `83 y el letargo de 35 años sin títulos locales incluidos. Lloré cuando casi nos cierran el club en marzo del ´99, quiebra e incertidumbre total mediante (¿Recuerdan a Lalín recibiendo el bombo en su cara?) ¡Cómo olvidarlo!. Así y todo me emociono cuando mi viejo me habla de los jugadores de su época: del “loco” Corbatta, de Perfumo, de Federico Sacchi, Basile, Dellacha y muchos otros. Si bien no los viví, siento que de alguna manera lo vivo cuando mi viejo me cuenta, como si retrocediera en el tiempo y los viera, porque tengo esa misma sensación que mi viejo. Y me imaginó como habrá sido el festejo del campeón del mundo en el ´67. Solo pude vivir el título de 2001 de la mano de Reinaldo Mostaza Merlo, el cual salí a festejar con muchos hinchas al tradicional obelisco de Buenos Aires, un ícono de nuestra cultura. Fue un festejo lindo en medio de un clima nacional triste: el país transitaba una de sus peores crisis sociales y económicas.
Por eso para mi Racing es un sentimiento indescriptible, que no se puede decir con palabras. Es como parte de nuestra vida para los hinchas.
Espero que este humilde post les haya gustado, para mi fue hermoso escribirlo.
MAS QUE NUNCA........ AGUANTE LA ACADEMIA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ah, y se esperan COMENTARIOS… NO CARGADAS!!!

miércoles, 7 de mayo de 2008

Suite "Scheherazade", una obra extraordinaria.

Poema sinfónico de Nicolai Rimsky Korsakoff (1844-1908), uno de los grandes compositores del romanticismo ruso y parte del famoso "grupo de los cinco", esta basado en "Las mil y una noches". El compositor incluyó en la edición de la obra el siguiente párrafo explicativo: "El sultán Chariar, convencido de la infidelidad de las mujeres, había jurado hacer matar a cada una de sus esposas después de la primera noche. Pero la sultana Scheherazada salvó su vida divirtiéndolo con narraciones durante mil y una noches. El sultán, vencido por la curiosidad, postergó cada día la ejecución de sus esposa y por último renunció por completo a su sangriento propósito."

Para la suite se utilizan solo dos temas para su cuatro movimientos. El primero es el vigoroso tema del sultán, que comienza en el primer tiempo. El segundo tema es un tierno solo de violín, que se repite a lo largo de toda la obra para representar a Scheherazada mientras hila sus fantásticos cuentos al malvado sultán. Sus cuatro movimientos son:
1) El mar y el barco de Simbad: comienza con el tema del sultán en los cobres, al unísono con las maderas y las cuerdas. Suaves acordes en los cobres introducen el tema de Scheherazada en un solo de violín acompañado por arpegios en el arpa. Aparece la sección rápida con ondulantes figuras de arpegios para describir el vaivén de las olas, por sobre el cuál escuchamos el tema del sultán. Se escucha otro tema importante, primero solo en la flauta, luego en el oboe y el clarinete; podría ser la descripción del barco de Simbad.
2) El cuento del Príncipe Kalender: aparece iniciado por el solo de violín que representa el tema de nuestra Scheherazada. Primero comienza la esencia del movimiento con un solo de fagot, que luego se va desplazando hacia otros instrumentos con una animación cada vez mayor. Es un pasaje brillante debido a su colorido oriental y su dinámica potente, con ritmos de bárbara pujanza. Es la pieza más famosa de la obra y la más característica escrita por el compositor.
3) El príncipe y la princesa: es un canto de amor. Primero se escucha la voz del príncipe en un tierno pasaje de los violines. La princesa responde con un tema en el clarinete. Mas tarde se agrega un efecto incisivo a esta música amorosa: un fondo rítmico a cargo del triángulo, los platillos, el tamboril y el tambor.
4) Fiesta en Bagdad y naufragio del barco sobre las rocas: en el último movimiento de la obra se escucha el tema del sultán vigorosamente y luego aparece el de Scheherazada. Luego se describe el festival de Bagdad con una deslumbrante escena rítmica, intensamente sonora y descriptiva. Se vuelve a repetir el tema del sultán en un momento. Luego hay un cambio brusco, en el que se describe el cambio de escena. Nos hallamos en el mar: el barco ha naufragado y se escucha como la conmoción anterior se va apaciguando. Se vuelve a escuchar el hermoso tema de Scheherazada en un solo de violín, representando una pieza solemne en la que, junto a los contrabajos que simbolizan la tragedia del barco, forman un contraste melódico único. La nota pedal en el violín se mantiene en lo alto y, cuando finaliza el pasaje de los contrabajos, las almas del príncipe y la princesa emprenden el camino del eterno descanso.

Es una obra maravillosa, donde se pueden apreciar grandes recursos orquestales y bellas melodías que le dan un colorido oriental. Se la podría considerar como un concierto de violín: la obra tiene dicho instrumento solista, que nos simboliza el ya citado tema de Scheherazada, durante el transcurso de la obra.
Interpretación recomendada: Orquesta Sinfónica de Boston, dirigida por Seiji Ozawa.
Violín solista: Joseph Silverstein

martes, 6 de mayo de 2008

Más sobre el origen de "Historias ocultas"

Cómo les dije, no me surgió toda la historia de golpe. Fui hilando cada cosa hasta llegar a hacer algo compacto, donde cada personaje encaja con su entorno y cada uno aporta algo a la obra, ya sea algo gracioso o algo que da para pensar. Algunas actitudes de algunos personajes están puestas a propósito. Uno de ellos da un anticipo, en forma muy indirecta y camuflada, de como será el final. Nos brinda un misterio de como quiere ESE personaje que sea el final. En un principio a la obra la titulé "El lado oscuro", título que también le era afín al libro. Pero al final opté por el título que ustedes ya conocen. Tenía dos finales previstos: uno de ellos tenía poca credibilidad y lo medité hasta llegar al capítulo diez. El otro final es el que, evidentemente, quedó en el papel. Fue curioso, pues no fue fácil hacer la "esencia" del final. Había detalles que quedaban en el aire, sin resolverse, y sin embargo me las tuve que rebuscar para enganchar cosas (más personajes del pasado, lugares, situaciones) para que todo cerrara y "encajara" bien con la situación y el final que yo deseé. Me dio escalofríos, pues imaginé, mientras iba redactando, que podría ser fácilmente una historia sacada de la vida real. Es más, hay cosas en la vida real que hacen empequeñecer a este libro. Como se suele decir habitualmente, "la realidad supera la ficción".

Personajes principales:
Joseph Leblont: nuestro joven estudiante de música desea llegar a ser director de orquesta. Es un virtuoso del piano.
Gisela Machado Carrá: una mujercita muy atractiva que se desempeña en el estudio de canto lírico. Comienza un lindo romance con Joseph Leblont y se va convirtiendo en una persona muy importante para él y para el desarrollo de la historia.
Claire Waldennwirck de Leblont: pianista concertista y madre de Joseph. Cuando su hijo era pequeño ella le enseño a tocar el piano.
Max Leblont: director de orquesta de gran prestigio y padre de Joseph. Lo acompañó en las situaciones más difíciles. Es uno de los personajes clave de la historia.
Patricio Bartolucci: el mejor amigo de Jospeh. Estudia dirección orquestal y canto lírico.
Inspector Ernesto Olazábal: con una gran trayectoria en la Policía Federal, éste personaje se va sumergiendo de a poco en la trama y debe develar varios misterios.
Gilberto Pavuri: docente de Joseph. A Través de un mal entendido se ve envuelto en un severo conflicto con su alumno.

sábado, 3 de mayo de 2008

Sinfonía Fantástica

Compuesta por Héctor Berlioz (1803-1869), es una de mis obras favoritas y considerada el gran exponente del Romanticismo en la música. Es del tipo programática, es decir, que su música sigue un programa, es descriptiva. Lleva el subtítulo “Episodio de la vida de un artista”. Concluida en 1830, el compositor nos muestra en esta obra una apasionada protesta de amor hacia la actriz irlandesa Henrietta Smithson. La imagen de ésta mujer es la idea fija de toda la obra. Berlioz propuso en un principio el siguiente programa para la sinfonía:
“Un joven músico, de sensibilidad mórbida y ardiente imaginación, se envenena con opio en una crisis de desesperación amorosa. La dosis de narcótico, demasiado débil para provocarle la muerte, lo sumerge en un pesado sueño al que acompañan las visiones mas extrañas; sus sensaciones, sentimientos y recuerdos, se convierten en sus cerebro enfermo en pensamientos e imágenes musicales. La mujer amada se ha convertido para él en melodía, algo semejante a una idea fija, que encuentra y escucha por doquier”.
La obra cuenta con cinco movimientos:
1)Sueños y pasiones: “Al principio solo recuerda la inquietud del alma, esos momentos de melancolía y gozo sin causa alguna que experimentaba antes de ver a la que ama; luego el amor volcánico que súbitamente le inspiró, sus momentos de angustia delirante, de rabiosos celos; después el retorno a una ternura cariñosa y el consuelo religioso”.
2)El baile: “Ve a su amada en un baile, en medio del tumulto de una brillante fiesta”.
3)Escena en el campo: “En un atardecer de verano en el campo, oye a dos pastores tocando un ranz-des-vaches (melodía que los pastores suizos cantan o también ejecutan en sus trompas rústicas para llamar al ganado) en diálogo alternado; este dúo de los pastores, la escena que lo rodea, el ligero murmullo de los árboles agitados por la brisa, esperanzas recientemente concebidas, todo se combina para devolver a su corazón una tranquilidad inusitada e impartir un colorido mas alegre a sus pensamientos; pero ella aparece otra vez; el corazón del músico deja de latir, lo agitan penosos pensamientos: ¡si fuera a traicionarlo...! Uno de los pastores reanuda la inocente melodía, el otro ya no le responde más. El sol se oculta... el sonido de truenos distantes... soledad... silencio...”.
4)Marcha al suplicio: “Sueña que ha matado a su amada, que lo condenan a muerte y lo van a ejecutar. La procesión avanza en los sones de una marcha que es a veces sombría y a veces salvaje, a veces brillante ya veces solemne. El sonido sordo de las fuertes pisadas sigue sin interrupción. Al final, la idea fija reaparece por un instante, como un ultimo pensamiento de amor al que da fin el golpe fatal”.
5)Sueño de una noche de aquelarre ó Sueño del sabbat: “Se encuentra presenciando un sabbat de brujas, en medio de un espantoso grupo de fantasmas, hechiceros y toda clase de monstruos que se han reunido para sus exequias. Oye ruidos extraños, gemidos, estrepitosas carcajadas, aullidos a los que parecen contestar otros aullidos. Aparece nuevamente la idea fija; pero ha perdido su carácter noble y tímido; se ha convertido en un aire de baile innoble, trivial y grotesco; ve incorporarse a su amada al sabbat de las brujas... rugidos de alegría celebran su llegada. La ve tomar parte en la diabólica orgía... campanas doblan a muerto, en una parodia burlesca del Dies Irae. La danza de las brujas y el Dies Irae se escuchan juntos”.

La inclusión de la obra en “Historias ocultas”.
Fue realmente increíble, apasionante y hasta diría divertido haberle encontrado a la sinfonía fantástica un lugar dentro de mi novela. La verdad siempre me ha gustado cuando dentro de una obra se encuentra otra en su interior, como por ejemplo en la novela “El acoso” de Carpentier, una de mis novelas favoritas. En ella toda la historia transcurre en una sala de concierto, donde se interpreta la incomparable Sinfonía Heroica de Ludwig Van Beethoven. También me basé en la antológica “El Padrino III”, donde en su final se desarrolla una interpretación de la bellísima “Cavallería Rusticana” mientras que afuera se llevan a cabo grandes crímenes. Algo muy parecido sucede en mi novela, ya que la Sinfonía Fantástica es ejecutada en el Teatro Colón y todo transcurre en el final. Elegí la obra de Berlioz porque encajaban a la perfección los delirios de Joseph con los del artista del programa explicativo. En cierta forma, la incertidumbre y los miedos de mi personaje principal van a la par de los de este artista imaginario. Joseph es el artista en cuestión y todas las sensaciones que presenta en el teatro van surgiendo mientras escucha la música orquestal, además de identificar a Gisela como la idea fija de la obra.